martes, 7 de octubre de 2008

El Odio

Es muy evidente la expresión del odio en el ser humano, sobre todo hacia el exterior, de ahí comienzo a comprender sus orígenes, virtudes y vicisitudes. Es un sentimiento profundo y necesario, incomprendido en gran amplitud, criticado eternamente, pero supremamente necesario. Es sinónimo de inestabilidad y profunda tristeza, pero quien logra entender aquel profundo y complejo sentimiento, llevarlo sobre sí mismo y transformarlo en amor, podrá observar la interminable belleza de las cosas.

El tema del sexo femenino es algo que me apasiona muchísimo. Lo encuentro natural e intenso. Tal como expreso odio hacia el mundo con infinita fuerza, estoy traumado con ella, es increíblemente bella e inalcanzable. Eso me gusta y me interesa.

El ego en los machos es algo que los debilita tremendamente, los hace pobres diablos, incompetentes e inútiles. Pero a pesar de eso, parecen ser sabios e inalcanzables en algunos momentos. Pero, si logramos abstraernos de nuestro ego, que se funde con odio cuando se ve amenazado, traduciéndose en tristeza y disgusto, nos transformamos en supremos de verdad. Esa es la idea de este relato, convencerme de lo que soy y puedo ser. Sacar el ego sin sentido y ver la vida de manera más alegre, desde arriba, comprendiendo lo que ocurre alrededor y tratar de llevar la verdad por sobre todo, la sinceridad, esa que odias cuando no está, y que muy pocos son capaces de ver y utilizar.

Aun no logro entender que es lo que provoca esta misteriosa obsesión. ¿Será el ego? realmente no lo sé, pero es una escena que ya se ha repetido varias veces, pero no entiendo porque aun no logro cruzar esta barrera y triunfar. ¿Será porque soy muy impaciente?

Es así como comienza el viaje de este individuo misterioso e incomprendido, una entidad aun enmascarada, sin libertad pero con ganas de romper cadenas. Que sigue con la moral interna colgando de los hombros y perdiendo el tiempo cuestionándose la complejidad de las cosas, cuando a veces son más simples de lo que parecen…

Iosephus

1 comentario:

Gabriela dijo...

A veces, creo que el odio, en rigor no es lo que siente uno, sino que ... es aquello que los otros nos hacen sentir cuando queremos sencillamente ser lo que realmente somos.
Seres buenos y malos,con tormentos y miedos y también con un enrededo de alegrías y dones...
No sentir odio o dolor... es no ser humano... tanto como no sentir amor o placer nos vuelve máquinas insensibles...

Chuta Jose que profundo... con tus escritos me vuelvo pensante!
:D